Artículo original encontrado en: Expansión. / Por: Ximena Cassab

En 2016, David Castañeda y Carla Blackaller detectaron una oportunidad de negocio: la producción y venta de proteína de grillo en polvo. El momento era ideal. La ONU promovía el consumo de insectos por su alto valor proteínico y las firmas de investigación pronosticaban que el mercado mundial crecería de 6 a 24% en los próximos 15 años.

La oportunidad era evidente. “Por el factor de asco, lo más fácil iba a ser la presentación en polvo, para que el consumidor no se diera cuenta de que comía un insecto”, recuerda Blackaller, ingeniera en Alimentos.

Fundar una empresa que produjera y comercializara esta proteína era el siguiente paso. Crearon la compañía Kex Alimentos, pero enfrentaron su primer reto: desconocían cómo criar grillos. Habían invertido 100,000 pesos de sus ahorros y sabían poco sobre la incubación de los insectos. Corrían el riesgo de que su dinero se diluyera.

Los emprendedores tardaron más de dos años en dominar el proceso. De ver morir 5,000 insectos en los primeros días en su granja en Jalisco, pasaron a cosechar más de dos millones al mes. Esto es equivalente a 35 kilos de proteína en polvo, explica la cofundadora y CEO de la compañía.

En abril de este año, la empresa comenzó la venta de la proteína de grillo bajo la marca BeCrickets. Lo hacen en su página web y en bazares de alimentos sustentables hasta en 920 pesos. Comparten el mercado con competidores como las marcas estadounidenses Chapul y Exo, las europeas Eat Grub y Fazer, y la mexicana Griyum. Y, para diferenciarse, los emprendedores decidieron ponerle sabor a chocolate.

La proteína está dirigida al consumidor de alimentos sanos y responsable con el medioambiente. “Es una alternativa innovadora para quien consume proteínas en polvo”, dice Jesús Carpela, fisiólogo del Deporte. Castañeda, quien es ingeniero químico, explica que una porción de 20 gramos contiene el doble de hierro que las espinacas y 30 veces más vitamina B12 que la carne de res.

Los emprendedores trabajan para que, al final de año, su producción pase de 150 a 300 kilos mensuales. Y tienen la mirada puesta en colocar su producto en anaqueles de cadenas minoristas en el país. Su deseo es que cada vez más mexicanos incluyan los insectos en su dieta diaria.

Empresa. La granja cuenta con almacén, caseta de crianza e incubadora. Tiene una capacidad de producción de tres toneladas de proteína en polvo al año.

Mercado. La industria mundial de insectos comestibles superará los 7,000 mdd en 2030, con un crecimiento de 24.4% a partir de 2018, estima la firma de investigación Meticulous Research.

Reto. La empresa necesita llegar al consumidor offline. “La gente no confía totalmente en el mundo digital, así que deben compensarlo con algo tangible y estar presentes en tiendas retail”, considera José Luis Fernández, director del fondo de inversión Itera Capital.
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